En Virginia, Alabama, Florida o Carolina del Sur, por todo el sur de los Estados Unidos, los monumentos en honor a la Confederación que defendió la esclavitud en la Guerra Civil están cayendo poco a poco, 155 años después de acabar la contienda.
No es un movimiento nuevo. Desde hace años las estatuas erigidas en memoria de los militares que lucharon en el bando sudista han ido desapareciendo paulatinamente, pero la lucha contra su presencia cobró fuerza en las protestas contra el racismo y la violencia policial desatadas por la muerte del afroamericano George Floyd en Minesota.
En esta nueva oleada de revisionismo de los monumentos y memoriales que honran a quienes defendieron la esclavitud, el racismo o posteriormente la segregación racial, están cada vez más implicadas las autoridades locales y la población en general.
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