El turismo en Bolivia, que apenas empezaba a recuperarse tras los conflictos sociales y políticos ocurridos en el país en octubre y noviembre pasados, empieza a sentir el impacto de las medidas mundiales contra el coronavirus (COVID-19), con una afluencia cada vez menor de viajeros.
CALLES POCO CONCURRIDAS
Las principales zonas turísticas en La Paz, como las calles Sagárnaga, Linares e Illampu, o el "Mercado de las Brujas" en el centro histórico de la ciudad, habitualmente rebosantes de turistas, lucían menos concurridas este martes, en parte por la lluvia pero sobre todo por las restricciones aplicadas a viajeros por el COVID-19.
Muy pocos se animaban a pasear por estas calles donde abundan las artesanías y la oferta de servicios de turismo dentro de Bolivia, como viajes al Salar de Uyuni, senderismo en montañas cercanas como el Huayna Potos, o el descenso en bicicleta por la "Carretera de la Muerte" en la zona subtropical de los Yungas.
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