El futuro de la fiscalidad ambiental pasará, según los expertos, por incrementar la imposición y ajustarla a objetivos específicos de reducción de la contaminación, un proceso en el que el transporte y la energía jugarán un papel fundamental por ser dos de los sectores que más emisiones producen.
España recaudó en 2018 un total de 22.066 millones de euros en impuestos ambientales, un 3,3 % más que en 2017, de acuerdo a los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, aunque estas cifras esconden algunas realidades, advierten los expertos.
En primer lugar, el análisis realizado por el Consejo General de Economistas de los datos de 2017 revela que los impuestos ambientales equivalían ese año al 1,8 % del PIB, menos de lo que suponían en el conjunto de la Unión Europea (2,4 % del PIB).
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