Los fondos éticos están de moda, en la última década se han multiplicado por 40 y en los dos últimos años la cantidad de dinero que manejan es ocho veces mayor (más de 27.000 millones de euros). Unas inversiones que buscan ser responsables. Para ello, se fijaron los criterios ASG (ambiental, social y buen gobierno) establecidos por la ONU y que marcan el buen hacer de una empresa en materia ambiental, social y de buen gobierno. Sin embargo, estos parámetro son muy laxos y permiten que se etiquete como sostenibles a compañías cuya actividad es contaminante. Es lo que se conoce como "greenwashing" en el mundillo financiero.