La economía británica es más pequeña por la salida del Reino Unido de la UE —al menos un 5,5% más pequeña— y se estima que sufrirá la actual crisis más y durante más tiempo que los otros países del G7. Las exportaciones a su principal mercado, el europeo, se han desplomado. El papeleo y el coste de vender a clientes en el continente es tal que muchos pequeños negocios han dejado de hacerlo. El mercado de trabajo ha perdido al menos 330.000 personas por el final de la libre circulación.
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