Pero el mito de Orfeo sí ha estado presente en la expresión artística: desde la filosofía hasta el cine, la ópera, la literatura, la música o el teatro, la figura del mito griego se ha valido de numerosas interpretaciones y lecturas para la investigación y para el arte. Las más famosas, quizás, la ópera de Monteverdi y la de Gluck, pero también los Sonetos a Orfeo de Rilke, el clásico del cine Orphée de Jean Cocteau o la versión que llevó Philip Glass a la ópera escénica en 1993 a partir de la extracción directa de su guion.
Ahora Orfeo ha vuelto al pensamiento contemporáneo. Rocco explica que ocurre porque “somos una sociedad en busca de nuevos mitos, y a veces es más interesante buscar en los viejos mitos que forman parte de nuestra tradición”. Aunque no esté a la vista, el mito de Orfeo “simboliza problemas y temas que son cotidianos y muy importantes para todos nosotros: la muerte, el arte, el deseo de inmortalidad y resurrección, el dolor por el amor perdido, los animales, el papel de la mujer e incluso la homosexualidad y la condena a la homosexualidad”. Para Rocco, hay multitud de temas ligados a la figura de Orfeo que han estado presentes "no solo en el propio mito y en las diferentes versiones antiguas del mito, sino también en recuperaciones más modernas y más contemporáneas”.
El Círculo de Bellas Artes de Madrid presentará los días 22 y 23 de noviembre el congreso La larga sombra de Orfeo, en el que se abordará la figura de Orfeo desde la visión contemporánea con ponentes de diferentes disciplinas como filólogos clásicos, filósofos o especialistas de cine. El congreso está pensado como un diálogo con el Teatro Real, que este año ha programado tres óperas sobre Orfeo: la de Philip Glass en los Teatros del Canal, y la de Monteverdi y la de Gluck en el Real: “Lo ideal es que las personas que vayan al congreso vayan también a ver las óperas del Real, y viceversa”, explica el director del Círculo, que asegura que este ciclo se hizo porque les "sorprendió" y les "gustó mucho" la vuelta de Orfeo a la ópera.
Además, dice Rocco, “el Círculo de Bellas Artes siempre tiene el papel de la reflexión y de las preguntas incómodas”, y por eso ahora se preguntan: “¿Por qué Orfeo de nuevo? ¿Por qué otra vez pensamos sobre este personaje mitológico tan extraño, que muere de una forma tan rara, despedazado y con una violencia tremenda?”. Para Valerio Rocco “es fascinante cómo el mito de Orfeo llama lo más básico de nuestros instintos”.
En la mitología griega, Orfeo era hijo de Apolo, el más polifacético de los dioses, y de Calíope, musa de la poesía épica. Se dice que Apolo, dios de la música entre otras cosas, le regaló a su hijo una lira y desde entonces Orfeo cantaba y tocaba de una forma tan excepcional que por eso hoy lo conocemos como el gran padre de la música. Sus cantos eran capaces de conmover a humanos, árboles, ríos y piedras, lograba apaciguar a las fieras y poner calma en las peleas. Cuando se unió a la expedición de los Argonautas, logró salvar a sus compañeros marineros tocando con la lira melodías más bellas que los cantos de las sirenas, que atraían a los marineros al agua hasta ahogarlos.
Cuando regresó a Tracia, Orfeo se enamoró de Eurídice y se casaron, pero en la boda, una serpiente mordió a Eurídice en el talón provocándole la muerte. Orfeo, desesperado, imploró con sus melodías a los dioses Hades y Perséfone para que le dejasen bajar al inframundo a buscar a su amada. Se conmovieron tanto con sus cantos que se lo permitieron, pero con la condición de que durante todo el camino de vuelta con Eurídice detrás no girara la vista para mirarla, hasta llegar a la meta. Cuando se encontraban en la superficie, Orfeo se dio la vuelta para ver a su amada sin darse cuenta de que todavía tenía un pie en las sombras del inframundo, así que el cuerpo de Eurídice se desvaneció entre la niebla para no regresar jamás.
Orfeo, consciente de que había vuelto a perder a Eurídice, se retiró a los montes y decidió no tener relaciones con mujeres nunca más. Esta decisión llenó de ira a las Ménades, con las que había flirteado en otras ocasiones, y atacaron a Orfeo violentamente hasta la muerte. Allí, su alma logró encontrarse nuevamente con la de Eurídice.
Explica Rocco que uno de los motivos por los que Orfeo ha sido invisibilizado a lo largo de la historia es la religión: “En un contexto cristiano en el que Cristo es el único que baja al inframundo y vence a la muerte, Orfeo resulta un personaje incómodo porque hace lo mismo que él muchos siglos atrás”. Rocco lo bautiza como “una especie de anticristo o precristo”, y justifica que aunque en muchas ocasiones se haya intentado conciliar ambas figuras a través de perspectivas como la del Cristo Órfico, el Cristo entendido como Orfeo, “desde luego a la religión nunca le ha interesado potenciar esta figura por ser tan próxima a Cristo y, sin embargo, pagana”.
La inminente vuelta de Orfeo a la cultura contemporánea puede deberse a que “la religión tiene cada vez menos peso y, mientras, nosotros buscamos constantemente nuevos ídolos, nuevos referentes, nuevos mitos en deportistas, en youtubers, en políticos populistas. Acudir a la gran tradición clásica y a un mito tan potente como el de Orfeo, es especialmente interesante”, dice Rocco.
Una de las visiones contemporáneas que se abordarán en las mesas del congreso del Círculo es la de la condena a la homosexualidad. Según algunas interpretaciones, cuando Orfeo pierde definitivamente a Eurídice decide abstenerse de las mujeres. En otras versiones, sin embargo, a partir de ese momento Orfeo decide mantener relaciones con hombres. Por eso, “muchos entienden que ‘inventó’, junto con la música, la homosexualidad”, dice Rocco.
Este motivo llevaría a las Ménades a condenar su homosexualidad con un ataque mortal. Pero la lectura de esa violencia incontrolable de las Ménades también se puede leer “como forma de misoginia”, dice Rocco, “al retratar a las mujeres como furiosas, lascivas, diabólicas, violentas”. Esta interpretación de “la mujer como el enemigo absoluto”, asegura el filósofo que “ha tenido mucho impacto en la literatura y las artes, y en cierto modo tienen correlatos también en la modernidad, y hoy en día”.
También Orfeo tiene impacto en “las diferentes maneras de reaccionar a la muerte de las personas amadas: desde el intento imposible por recuperarlas, la culpabilidad por haberlas perdido, el refugio en la soledad, la negación del propio placer o el consuelo en la estética, en la música”. Por último, dice Valerio, “Orfeo también es la representación del poder salvífico y conciliador de las artes”, porque igual que hizo Orfeo con la música, “hoy en día creemos que la cultura tiene un papel importantísimo para mediar en los conflictos y alcanzar fines sociales que parecen imposibles. Tenemos en Orfeo a nuestro referente principal”.
El Círculo de Bellas Artes tiene también un ciclo sobre Nietzsche que durará todo el año y que tratará las figuras de Orfeo, Apolo y Dionisio “porque para Nietzsche son fundamentales en el nacimiento de la tragedia”, dice Valerio Rocco. “Para quien se quede con ganas de más”, dice el director del Círculo, “puede venir a averiguar las relaciones de Orfeo con estos otros dos grandes personajes de la mitología”. Rocco quiere recordar que el congreso, aunque “pueda parecer para especialistas”, en realidad “va a tocar temas muy actuales, que sin duda le van a llegar a todo el mundo”.