La mayoría de ellas procedían de incautaciones realizadas por la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico creada por el Gobierno de la Segunda República para salvaguardar temporalmente los bienes artísticos de los daños de la contienda. De todas las pinacotecas estatales, el Museo de Artes Decorativas es el que más obras contenía, con más de 1.700; seguido del Museo Nacional del Romanticismo con 1.495 y el Museo Arqueológico Nacional con 1.156.
“Esta es la prueba de que los sueños se cumplen, de que algunas de las luchas tienen resultado”, ha declarado este jueves José García-Velasco García, presidente de la institución que vela por el legado de la Institución Libre de Enseñanza. Entidad que el franquismo declaró ilegal en 1940, por entenderla comprendida en el Decreto 108, de 13 de septiembre de 1936, considerándola opositora a “las fuerzas que cooperan al movimiento nacional”. La norma disponía la incautación de todos sus bienes y que estos quedarían adscritos al Ministerio de Educación Nacional para “el cumplimiento de sus fines culturales en la forma que su titular estime conveniente”.
El lienzo Don Francisco Giner de los Ríos, niño, ha permanecido sin interrupción en la Biblioteca Nacional. En su ficha de inventario de 29 de marzo de 1985 se indica que perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y que entró en la institución por mediación de la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico. Su restitución es la primera de un bien incautado por el franquismo llevada a cabo por el Ministerio de Cultura, pero no la primera. La inicial tuvo lugar en 2022, año en el que los herederos de Ramón de la Sota lograron recuperar dos pinturas que colgaban en el Parador de Almagro, gracias al cambio de criterio de la Abogacía General del Estado y al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Según ha explicado el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el cuadro fue hallado en “precarias condiciones, en el fondo de un armario de la Biblioteca”. “Ahora vuelve a su casa, trayéndose en la mirada de este niño, el entusiasmo, sabiduría y dignidad del cumplimiento y deber con la memoria y la cultura de este país”, ha afirmado. Con la publicación del inventario, el Ministerio de Cultura se convirtió en el primero en cumplir la Ley de Memoria Democrática. Urtasun ha destacado que, en este caso, “el cumplimiento de una obligación legal es un gesto de reparación lleno de significados”, empezando por el “reconocimiento a una entidad como la Institución Libre de Enseñanza, cuyo proyecto educativo y cultural impregnó de esperanza a la democracia”.
“Este cuadro es pequeño en su formato, pero grande y determinante en su significado”, ha defendido, “se inscribe en la voluntad firme de este ministerio de hacer valer el espíritu y letra de la Ley de Memoria Democrática, para reparar el verdadero estatus y propiedad del patrimonio vulnerado y expoliado por la dictadura”.