Si a eso sumamos que en casi todas estas películas son los actores y actrices los que realizan las actuaciones musicales, lo que queda es algo parecido a una actuación del programa de Antena 3, donde famosos cantan y actúan como cantantes conocidos.
El caso paradigmático es el de Rami Malek dando vida a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody (2018). Con unos dientes postizos que parecían sacados de una tienda de disfraces, el actor tiraba de tics y gestos para imitar a la estrella. No se daba cuenta que Mercury era inimitable, y que cuanto más lo intentara, peor sería el resultado. En vez de darle humanidad, lo que hizo fue una actuación de karaoke que a pesar de ello terminó ganando el Oscar al Mejor actor, porque a Hollywood le pirra una buena imitación.
Parece que el único lugar donde se ha entendido que el biopic musical es mejor cuanto más libre vuele es en España, que el año pasado dejó dos películas que hacen saltar por los aires todo lo marcado por Hollywood. Tanto Segundo premio como La estrella azul hablaban de grupos musicales (Los Planetas y Más Birras), pero lo hacían desde otros códigos radicalmente opuestos. Tenían claro que a través de esos personajes querían contar algo, y eso les otorgaba lo que no tienen los biopics de Hollywood: alma y personalidad.
Ojalá James Mangold, uno de esos artesanos que llevan toda la vida en Hollywood cumpliendo con encargos de los estudios, hubiera visto estas dos películas antes de realizar su biopic de Bob Dylan, A Complete Unknown, que se ha presentado fuera de concurso en el Festival de Berlín, donde llega como una de las favoritas al Oscar con ocho nominaciones, entre ellas la de película, director, actor protagonista, actor de reparto y actriz de reparto. Ojalá también hubiera visto la original aproximación a Dylan que hizo el que hoy es presidente del jurado de esta edición de la Berlinale, Todd Haynes, que mostró en I’m Not There que hay tantos Dylan (uno lo interpretaba Cate Blanchett) que centrarse solo en una faceta era imposible.
A Complete Unknown tiene una buena idea en su núcleo que la distancia un poco de otros biopics musicales. En vez de centrarse en contar todo el arco de creación de la estrella musical se basa en un momento concreto, aquel en el que Dylan dejó de cantar country. Cambió su estilo musical al mismo tiempo que estaba cambiando el país en el que él vivía. The times are a-changing, cantó Dylan en 1964. La idea, interesantísima, se queda pronto en una mera anécdota para centrarse más en el retrato de ascenso al estrellato de Dylan, en su relación con su primera pareja, Sylvie Russo, la activista que le enseñó a mirar el mundo que le rodea; y en la que tuvo con Joan Baez.
Eso acaba haciendo que A Complete Unknown termine más cerca de un filme sobre un triángulo amoroso entre estrellas musicales que en una radiografía de los tiempos cambiantes que plasmó el artista que cambiaba para ser otro. Y quizás, el mayor problema lo tiene en que la película no consigue evitar caer en el mal de Tu cara me suena. Mangold y su película están fascinados con Timothée Chalamet, y todo gira en torno a su interpretación/imitación de Dylan.
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Chalamet no está tan exagerado como lo estaba Malek, y está más que notable como Dylan, pero se gusta tanto, que eso se traslada todo el rato. Esta es una película fagocitada por el poder de la interpretación de su estrella, que está más contenido cuando canta (con su propia voz) que cuando habla e intenta mimetizar la forma de expresarse y gesticular del cantante. Es curioso que la mejor interpretación del reparto, la de Elle Fanning como Sylvie Russo, sea la única que no han nominado al Oscar, mientras que a Chalamet, a Edward Norton, por hacer de Pete Seeger, y a Monica Barbaro, por dar vida a Joan Baez les ha caído la candidatura, lo que dice mucho de la fascinación de Hollywood por este tipo de películas y de interpretaciones.
A Berlín, Chalamet ha llegado en plena ebullición de su carrera por el Oscar, donde muchos le ven como la amenaza al favorito en la categoría de Mejor actor, Adrien Brody, por The Brutalist. Con solo 29 años es la segunda vez que opta al galardón, y si lo logra se convertiría en el actor más joven en ganarlo superando a… Adrien Brody, que lo logró también con 29 años, pero con algún mes más.
Chalamet lo ha dado todo en su campaña por el premio, con su cumbre en el Saturday Night Live donde no solo lo presentó, como suelen hacer las estrellas de Hollywood, sino donde también cantó sus temas preferidos de Bob Dylan. Su temporada ha pasado, además, sin polémicas, lo que, en un año como este, es más importante que nunca. Eso ha hecho que muchos vean en A Complete Unknown y en su papel una opción de consenso en una edición con muchas películas salpicadas.
Creó que Bob Dylan dejó un legado comprometido en ese sentido, porque de alguna manera él estaba resentido porque le etiquetara como el salvador de una generación
La última parada de ese tour era Berlín, donde Chalamet se presentó más de media hora tarde a su rueda de prensa. Allí, el actor ha subrayado que las preguntas de los periodistas europeas eran mucho mejores que las de EEUU… para luego evitar responderlas. Chalamet ha sido preguntado por el activismo de los artistas, ya que además es una parte importante del filme que protagoniza, y ha dado varios rodeos para no mojarse nunca del todo.
“Creo que Bob Dylan dejó un legado comprometido en ese sentido, porque de alguna manera él estaba resentido porque se le etiquetara como el salvador de una generación. Pero cuando esa generación fue al Woodstock de 1969, él no tocó allí. Mi opinión, y hablo por mí, es que él componía canciones políticas porque era su forma de expresarse a mediados de los 80. Él realmente se esforzó por no ser catalogado como activista, a pesar de que su música era muy reflexiva”, dijo y recordó también el concierto de Live Aid de 1985, cuando Dylan pidió que parte del dinero del evento ―que era para la lucha contra el sida― se dedicara para pagar la hipoteca de los granjeros.
Cuando fue preguntado por lo que le había enseñado interpretar a Bob Dylan para mirar al presente con el auge del populismo, la moderadora intentó incluso salir en su ayuda pidiendo que las preguntas fueran centradas en la película, pero Chalamet contestó y dijo que había una enseñanza en las canciones de Dylan: “Había advertencias contra las figuras de culto, y en eso creo que fue inspirado. Hay que tener cuidado con cualquier figura que se presente como salvadora, y eso es algo que también estaba en las novelas de Dune, Frank Herbert nos enseñó que hay que tener cuidado con cualquier figura de culto”. Ni un paso en falso. La carrera por el Oscar se encuentra en un momento cumbre, en mitad de las votaciones definitivas, y cualquier declaración fuera de tono puede valer el premio.