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Urtasun inicia la retirada de restos humanos de los museos con la momia guanche del Arqueológico
La noticia ha sido adelantada por La Vanguardia y, según ha confirmado el Ministerio de Cultura a elDiario.es, el Museo de América, el de Altamira y el de Arte Romano de Mérida también están llevando ya a cabo medidas en sus colecciones.

Desde el departamento liderado por Ernest Urtasun explican a este periódico que la iniciativa se ha llevado a cabo después de meses de trabajo desde que encargaran un informe para valorar cuál era la situación de los restos humanos dentro de las pinacotecas públicas. Asimismo, indican que “la mayoría” de restos humanos estaba ya en los almacenes de las pinacotecas, y aclaran que no se trata de un documento vinculante.

La citada carta de compromiso responde a la actualización de criterios museológicos de acuerdo con el Código Deontológico del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y las tendencias museológicas internacionales.

El objetivo del documento es garantizar la correcta conservación y tratamiento de los restos humanos que custodian los centros estatales, con independencia de su cultura y contexto de procedencia. En concreto, la carta afecta al tratamiento de huesos, personas momificadas, tejidos blandos, órganos, secciones de tejido, embriones, fetos, piel, cabello, uñas, así como los objetos en los que se incorporaron conscientemente retos humanos. Se excluyen moldes de cuerpos humanos (partes), máscaras mortuorias, grabaciones sonoras de voces humanas, fotografías y ajuares funerarios.

El documento indica que la conceptualización de los restos humanos ha evolucionado, de tal forma que “ha trascendido su consideración exclusiva como objetos”, para actualmente reconocerse por “tratarse de vestigios de personas fallecidas que fueron separadas de su contexto funerario, sagrado o doméstico, así como otros contextos derivados de situaciones de muerte accidental o violenta”. Esta es la dimensión que conlleva que se recomiende “un tratamiento específico y diferenciado de otro tipo de bienes”.

En concreto, el texto especifica como principio general la no exhibición pública de restos humanos, y que todo tratamiento de conservación y restauración, al que serán aplicados los principios de “mínima intervención y reversibilidad”. La toma de muestras deberán estar “debidamente justificadas, evitando cualquier procedimiento que pueda contaminar” los restos. Su manipulación tendrá que hacerse teniendo en cuenta las medidas que garanticen “la seguridad y salud” tanto del personal técnico encargado. De cara a la investigación sobre los mismos, esta “deberá ser autorizada por los museos a partir de una solicitud debidamente justificada” y la toma de imágenes de los mismos se realizará “solo con fines identificativos y de investigación”.

La carta aplica a los dieciséis museos estatales, por lo que además de a las citadas pinacotecas, afecta al Museo Casa de Cervantes (Valladolid), Museo Cerralbo (Madrid), Museo del Greco (Toledo), Museo de Antropología (Madrid), Museo de Arqueología Subactuática (Cartagena), Museo de Artes Decorativas (Madrid), Museo de Cerámica y de las Artes Suntuarias 'González Martí' (Valencia), Museo de Escultura (Valladolid), Museo del Romanticismo (Madrid), Museo Sefardí (Toledo), Museo Sorolla (Madrid) y Museo del Traje (Madrid).

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