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Francisco, el papa que también conquistó al cine
No escondía esa vena argentina, su pasión por el fútbol y siempre tenía una respuesta ocurrente, carne de meme en tiempos virales. Todo ello se vio acrecentado por sus posiciones más progresistas en cuestiones como la inmigración, y sus críticas a aquellos gobiernos y partidos que querían cerrar fronteras y crear más división. Una estampa que, hasta ahora, parecía impensable.

La suma de aquello le convirtió en algo parecido a un icono que hizo que hasta el cine cayera rendido a sus pies. Los cineastas y guionistas siempre han visto en el Vaticano un buen lugar para ambientar sus historias, pero es extraño que se le dedique a un Papa en vida la cantidad de películas que se le dedicaron a Bergoglio. A sus predecesores les había tocado, como mucho, el clásico documental católico que repasaba su figura desde la hagiografía.

El fenómeno Francisco caló incluso en directores que, a priori, no parecían los más dispuestos a ello. Quizás el caso más sorprendente es el de Wim Wenders, cineasta responsable de obras maestras como París, Texas o El cielo sobre Berlín, que en 2018 realizó un documental sobre el pontífice llamado El papa Francisco: Un hombre de palabra, centrado en sus propuestas más rompedoras. Wenders, que no es católico, presentó en el Festival de Cannes su filme y alabó a un Papa que “no habla para los religiosos sino para la gente corriente”. 

Darío Grandinetti en Francisco, el padre Jorge Darío Grandinetti en Francisco, el padre Jorge

“Ha cambiado mi idea de comunidad, de la importancia de valorar la responsabilidad común y la igualdad, y de rechazar la exclusión. En fin, de la necesidad de respetar al prójimo. Lo que más me ha sorprendido es su infinito optimismo”, contaba entonces en una entrevista en La Razón donde desvelaba, además, que fue el propio Vaticano quien se acercó a él. “Un día recibí una carta del Vaticano. Tuve que releerla varias veces para convencerme de que me estaban proponiendo hacer un documental sobre el papa Francisco. No se trataba de un encargo. El Vaticano no iba a intervenir en nada: yo tenía que producirlo, buscar distribución, encontrar el concepto”, decía en la misma entrevista.

Quien le había escrito era el Prefecto de Comunicación del Vaticano, que se encargaba de un cineclub en Roma y amaba las películas del director alemán, que había presentado allí dos películas. Fue quien eligió a Wenders, y no Francisco, de quien el cineasta contó que “el cine no era lo suyo” y que ni siquiera había visto una película del alemán —a pesar de que siempre se dijo de él que era muy cinéfilo—. En el filme, que seguía a Francisco en sus viajes y apariciones públicas, se obviaba su parte personal, y se subrayaba algo que unía de forma íntima al Papa con el cine de Wenders: su humanismo. 

Sin duda ha sido el documental quien más ha retratado al papa Francisco. Lo hizo Gianfranco Rossi, cineasta italiano ganador del Oso de Oro en Berlín y el León de Oro en Venecia por sus trabajos de no ficción. En In Viaggo. Viajando con el Papa Francisco (2022), acompañó a Bergoglio en más de 50 países para ver y escuchar lo mismo que él. También desde España, aunque con otro enfoque, ha habido producciones sobre el Papa. Jordi Évole fue uno de los pocos periodistas del mundo que pudo entrevistarle. 

Lo hizo en 2019 para Salvados. De ahí nació una relación que hizo que Francisco aceptara un proyecto inusual, Amén: Francisco Responde, donde el Papa se enfrentaba a las preguntas de jóvenes actuales. Algunas de las mujeres asistentes fueron quienes se atrevían a plantearle al Papa sus posicionamientos conservadores y hasta reaccionarios en temas como el feminismo, el aborto, la homosexualidad o el sexo. 

Pero lo más sorprendente es que durante su pontificado también se han producido y estrenado varias ficciones sobre su vida y obra. Esto sí es una novedad que indica hasta qué punto caló de forma fulgurante la figura de Francisco. La primera llegó solo dos años después de que comenzara su pontificado. Francisco, el padre Jorge (2015) era una coproducción hispanoargentina dirigida por Beda Docampo Feijóo y que contaba la vida y su contacto con la fe de Jorge Bergoglio antes de ser el papa Francisco. 

Los rasgos del papa los encarnó Darío Grandinetti, que durante las entrevistas promocionales subrayaba, como Wenders, que no se consideraba religioso, pero que la “coherencia” de este Papa no se había visto. Le consideraba “un hombre callejero” al que se sentía cercano porque tenía “mucha fe en la condición humana y en la tarea pastoral que puede hacer cualquier persona”.

También en formato de serie se repasó la vida de Bergoglio desde su juventud en el barrio Flores de Argentina, hasta su nombramiento como Papa, pasando por la dictadura argentina. Fue en los cuatro episodios que conforman Llámame Francisco, que se estrenó en 2016. Una producción argentina que tenía a otro actor argentino como Francisco, en este caso fue Rodrigo de la Serna, que saltó a la fama en Diarios de Motocicleta, donde interpretaba a Alberto Granado y al que se vio en las últimas temporadas de La casa de papel como Palermo. 

Donde no se respetó la nacionalidad del Papa fue en Los dos papas, filme dirigido por el brasileño Fernando Meirelles (conocido por Ciudad de dios) y producido y estrenado en 2019 por Netflix que ficcionaba un encuentro entre el pontífice entrante, Francisco, y el saliente, Benedicto. Al primero le daba vida Jonathan Pryce. Al segundo, Anthony Hopkins. Los dos británicos. Ambos fueron nominados al Oscar por esta pieza de cámara escrita por Anthony McCarten, cuyo guion, que mostraba el enfrentamiento entre las dos facciones de la iglesia, la más progresista y la más conservadora, fue nominado al Oscar. 

La última película papal que ha llegado no tiene como protagonista a Francisco, o no de forma explícita, porque aunque no le citen está claro que su presencia es fundamental en Cónclave, el filme nominado al Oscar y ganador del premio al mejor guion adaptado la pasada ceremonia. La versión del libro de Robert Harris convertía el cónclave, el acto de elección del nuevo papa que viviremos dentro de unas semanas, en un thriller político lleno de traiciones y sorpresas. Lo inteligente del filme y del libro es que aprovechaba todo ello para mostrar las consecuencias de las políticas de un papa “moderno” y cómo sustituirle podía convertirse en una guerra dentro del seno de la iglesia. 

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