Han pasado casi dos semanas desde que el ciclón Daniel azotó la costa nororiental de Libia causando destrucción y muerte. No fue sólo la gran cantidad de lluvia que dejó a su paso, sino que dos viejas presas mal conservadas colapsaron por la presión del agua, provocando un torrente asesino que se llevó por delante viviendas con familias enteras en su interior, vehículos, carreteras y puentes en la ciudad de Derna.
En medio del lodo y los escombros, los residentes de esa localidad de más de 100.000 habitantes siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos: unos 10.000, según las estimaciones de organizaciones humanitarias y agencias de la ONU.
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