Es un asunto controvertido más allá de las fronteras de la UE y la OTAN. Y también por eso los europeos, como a menudo explica Josep Borrell, intentan hacer un trabajo diplomático con el resto del mundo para ganar resoluciones de la ONU y apoyo en la presión contra Rusia en su invasión de Ucrania.
Pero el sur global no es el norte occidental. Y la aproximación tiene más aristas. Tan es así que este lunes hubo más énfasis en reclamar un proceso de paz que en hablar del envío de armas: justo lo contrario a lo ocurrido en la cumbre de la Alianza Atlántica en Vilna hace una semana.