El fotógrafo de origen japonés Toshi Kazama lleva más de 15 años retratando a presos en el corredor de la muerte de las cárceles de Estados Unidos y ha convertido su trabajo en el arma más poderosa de su campaña para abolir la pena capital en todo el mundo.
Kazama, que nació en Tokio hace 60 años y vive en Estados Unidos desde la edad de 15, comenzó su proyecto con Michael Shawn Barnes, un adolescente que había sido condenado a muerte en el estado de Alabama por dos asesinatos.
"Pensé que quizá parecería un monstruo, pero el chico que vi frente a mí no era más que alguien normal de 16 años al que podría encontrar en cualquier lugar, como por ejemplo en la escuela de mi hijo", cuenta a Efe Kazama, que tardó diez meses en obtener los permisos necesarios para fotografiar al reo.
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