La ONU y las potencias occidentales del Consejo de Seguridad aumentaron este jueves la presión sobre Siria y Rusia para que detengan su ofensiva en la provincia de Idlib.
Los llamamientos a un alto el fuego inmediato dominaron una tensa reunión del Consejo, en la que Naciones Unidas denunció una vez más la "catástrofe humanitaria" en curso en el noroeste sirio y el riesgo de un deterioro "incontrolable" del conflicto.
Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania, entre otros, insistieron a Damasco y a Moscú para que escuchen a la ONU y detengan su avance militar en Idlib, el último bastión opositor.
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