Joe Biden no es Donald Trump. En ese hecho incontestable reside buena parte de la explicación de que hoy sea presidente y en sus primeros 100 días no ha hecho sino confirmar hasta qué punto no es Donald Trump. Después de cuatro años de alertas informativas, tuits de madrugada y una permanente sensación de que el mundo se acababa, Biden ha traído una aburrida normalidad. Un tedio que parece que es lo que deseaban muchos estadounidenses, según indican las encuestas, que ponen su nivel de popularidad en un saludable 54%.