Cuando a finales de febrero estalló la guerra en Ucrania, el mundo económico se echó a temblar. Todavía en proceso de salida de la pandemia, la incertidumbre acechaba de nuevo con un escenario muy complejo a nivel internacional, una contienda a las puertas de Europa con una potencia mundial involucrada de la talla de Rusia. Las consecuencias no tardaron, con una crisis energética que agudizó los precios ya al alza hasta dispararlos a niveles récord en décadas. En este contexto, en España ha sorprendido un factor de estabilidad desconocido: el empleo.