El próximo domingo no será un Día de la Madre normal. No habrá besos ni abrazos a las más veteranas, ni visitas o comidas especiales. La COVID-19 no lo permitirá. Sin embargo, los hijos sí podrán trasladar afecto a sus madres y muchos de ellos lo harán con flores, como muestra el "aluvión" de pedidos a domicilio que registran estos días algunas floristerías y viveros.
Pero lo curioso de esta atípica fiesta de las madres no es sólo cuestión de cantidad, sino también de sentimientos y emociones a flor de piel -nunca mejor dicho- y cambios en el modo de vida como consecuencia del confinamiento por la pandemia.