El índice de precios al consumo (IPC) en Estados Unidos cayó un 0,4 % en marzo pasado, cuando empezó a notarse en el país la propagación del COVID-19, que ha destruido millones de empleos en las últimas semanas, informó este viernes el Departamento de Trabajo.
Este descenso mensual del IPC es el mayor desde enero de 2015 y es debido, principalmente, a la fuerte caída del precio de la gasolina, aunque también han contribuido la disminución de los billetes de las aerolíneas y de la ropa.
La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y combustibles, los más volátiles, disminuyó un 0,1 % el mes pasado, en el que es su primer descenso en diez años, mientras que la inflación interanual pasó del 2,3% al 1,5%.
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