Cuando Uruguay celebró la primera vuelta de las elecciones el 27 de octubre, fue el candidato opositor Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, de tendencia conservadora, el último en subir al escenario para dirigirse a sus seguidores.
Lo hizo micrófono en mano, visiblemente emocionado y con un discurso de tono triunfalista, pese a que había quedado en segundo lugar con un 28% de los votos frente al 39% que logró Daniel Martínez, del gobernante Frente Amplio (izquierda). Su emoción, más que por las cifras, venía principalmente del apoyo que esa misma noche recibió de los cuatro principales partidos de oposición para formar un eventual gobierno de coalición.