La comunidad internacional se divide entre aquellos que denuncian un golpe de Estado en Bolivia, como es el caso de Rusia, Venezuela, Uruguay, México y Cuba, entre otros; aquellos que celebran a voz en grito la salida de Morales y combaten la narrativa del golpe, principalmente EEUU o Brasil; y aquellos que se han puesto de perfil limitándose a pedir elecciones y estabilidad, léase la Unión Europea.
El caso de Rusia es uno de los más peculiares. Aunque califica lo ocurrido como un golpe de Estado, a su vez reconoce a Jeanine Áñez como presidenta interina hasta la convocatoria elecciones.
"Está claro que precisamente ella será considerada como mandataria de Bolivia en el período hasta que se elija al nuevo presidente", señaló el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov.
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