Nada legitima tanto una buena causa como un enemigo a la altura. Y si es imaginario, mucho mejor: se adapta a cualquier relato y no resulta tan peligroso como uno real. De eso sabe mucho la comunidad ufológica
La conspiración como relato político: los Illuminati
Una de las funciones fundamentales de las conspiraciones es la de crear enemigos. Como en cualquier película o novela de acción, la talla del héroe es proporcional a la de su némesis. Si hay que jugarse el tipo por salvar el mundo, mejor enfrentarse a Fu Manchú que a Gargamel.
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