Banco Santander acaba de ser condenado a pagar 7.501 euros de indemnización por vulnerar la intimidad de una trabajadora a la que despidió. La entidad accedió sin autorización a datos de una cuenta bancaria de la empleada, con los que justificó su cese disciplinario por cometer supuestamente faltas muy graves, como simular una enfermedad. Un tribunal acaba de considerar el despido como improcedente y además reconoce a la afectada esta reparación por vulnerar sus derechos fundamentales. El fallo ha sido recurrido por ambas partes.