La Medina de Marrakech es un laberinto. Entre sus estrechas calles, tienes que sortear las motos que corren y esquivan a gran velocidad a turistas, puestos del zoco y hasta a animales. Un deporte de riesgo.
La plaza Jemaa el Fna, donde se registraron algunos destrozos tras el terremoto del pasado 8 de septiembre, es el corazón de la ciudad. Allí, quedan pocos restos de la tragedia. En cambio, en otros puntos del casco histórico, el tiempo parece hacerse quedado paralizado.
En Mellah, también conocido como el barrio judío, varias montañas de escombros se amontonan en las esquinas de las minúsculas callejuelas.