Acuerdo. Después de 12 reuniones de ministros de Energía en los últimos meses. Y 15 meses después de que el Gobierno español pidiera, por carta, un tope al precio del gas. Acuerdo con Alemania, pero a regañadientes, porque nunca vio con buenos ojos un mecanismo que, según Berlín, arriesga el suministro, algo que también ha trasladado Países Bajos. Y Alemania, como tiene dinero, está dispuesta a pagar más caro que los demás. Al final, Países Bajos se ha abstenido junto con Austria; Hungría ha votado en contra –siempre temerosa de desairar al Kremlin– y el resto, incluido Alemania, han votado a favor.
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