Sentados en la minúscula habitación en la que esperábamos entre toma y toma durante el rodaje de Vete de mí, escuché cómo Juan Diego hablaba por teléfono con un productor que le debía dinero. Al colgar me contó que no perdonaba que un productor no le pagara, que no soportaba que alguien a quien le sobraba el dinero le dejara a deber. "Luego igual lo regalo. Igual cojo el dinero y se lo doy a un amigo. El dinero no me interesa, pero no puedo con la estafa y con el abuso de poder".