El jueves pasado, en su rueda de prensa posterior a la reunión de política monetaria del consejo de gobierno del BCE, Mario Draghi habló extensamente de política fiscal. Se ha puesto el acento en su llamado a que los países en una posición fiscal más holgada –con baja deuda pública y superávit presupuestario– la usen para estimular la economía. En particular, las miradas se dirigen a Alemania. Pero Draghi hizo mucho más. Acusó a las autoridades fiscales de no hacer su parte durante el periodo de recuperación que dura ya seis años, e insinuó que la política monetaria ha llegado a sus límites.
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