En marzo de 2021, Sarah Everard, una londinense de 33 años que volvía a casa a pie, fue secuestrada, violada y asesinada por un policía que fue condenado después a cadena perpetua. Este enero, otro ex policía fue sentenciado a la misma pena después de haber violado a 12 mujeres y haber cometido múltiples abusos durante años. Estos agentes no eran simples “manzanas podridas” y el fallo en identificar la amenaza no fue accidental, sino reflejo de una policía “institucionalmente” sexista, racista y homófoba, según un informe oficial.
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