La UE busca su propia autonomía en la relación con China. Justo después de la reunión de Xi Jinping con Valdimir Putin en Moscú, que generó recelos en Occidente, se ha producido una cascada de anuncios de viajes de los dirigentes europeos a Pekín. La aproximación del viejo continente al gigante asiático es distinta a la que tiene Estados Unidos, que se ha embarcado en una guerra comercial a la que ha acabado arrastrando a los 27. Pero la UE, mientras se prepara precisamente para no depender de un "socio estratégico" del que en el fondo desconfía, no quiere perder oportunidades económicas.