Ha sido una batalla judicial que ha durado años, pero finalmente la ha ganado. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha dado la razón a Raphaël Halet, uno de los filtradores del conocido como LuxLeaks, una serie de publicaciones que en 2014 revelaron los acuerdos fiscales privilegiados de los que gozaban grandes empresas en Luxemburgo. La justicia luxemburguesa condenó inicialmente a los dos implicados, que habían accedido a la documentación gracias a su puesto como consultores en PwC, aunque retiró los cargos en el caso de Antoine Deltour, que había entregado más de 300 casos, al considerar que era un whistleblower y que, por tanto, tenía una mayor protección.