Después de cuatro años de incesantes ataques a los medios de comunicación y agresiones legales bajo el mandato de Donald Trump, el Gobierno de Biden ha defendido la importancia del respeto a una prensa libre y vigorosa.
El fiscal general, Merrick Garland, incluso ha ampliado la protección a los periodistas este otoño diciendo que "una prensa independiente y libre es vital para el funcionamiento de nuestra democracia".
Sin embargo, el mayor test para medir el compromiso de Biden está en una celda de Londres. El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, lleva recluido desde 2019 y se enfrenta a un proceso judicial en Estados Unidos en virtud de la Ley de Espionaje, una legislación centenaria que nunca antes se había utilizado para perseguir la publicación de información clasificada.
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