Portugal deja atrás la "geringonça" de la pasada legislatura. Los socialistas gobernarán en solitario y negociarán acuerdos puntuales con los partidos de izquierda con el objetivo de garantizar la estabilidad del nuevo curso político.
Tras las elecciones que dieron el domingo la victoria al Partido Socialista -con mayoría simple- solo el Bloco de Esquerda se había mostrado dispuesto a llegar a un acuerdo de legislatura.
Arropados por su holgada ventaja electoral -106 escaños, a diez de la mayoría absoluta-, y con una izquierda fragmentada y la entrada de nuevos grupos en el Parlamento, los socialistas han optado por "no dejar a nadie atrás" y negociar caso a caso con cada formación.