Con los mismos malos modales diplomáticos que Rabat empleó en marzo del pasado año para que los españoles nos enterásemos del giro que nuestro Gobierno había decidido dar, alineándose nítidamente a favor de la marroquinidad del Sahara Occidental, el palacio real marroquí ha dado ahora a conocer que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dirigido una misiva al monarca alauí en la que se recoge el reconocimiento de que ese disputado territorio es, a todos los efectos, marroquí. De hecho, durante horas se mantuvo la incertidumbre sobre la veracidad del anuncio, en la medida en que Tel Aviv no terminaba de admitir abiertamente lo que Rabat daba por hecho.