Hace una semana, Blackstone anunciaba la venta de su participación en dos de los casinos más célebres de Las Vegas, MGM Grand y Mandalay Bay, por algo menos de 1.300 millones de dólares. A priori, una operación más en las compraventas de los grandes fondos del sector inmobiliario en busca de rentabilidades. Sin embargo, los analistas han vinculado esta operación con los problemas que pocos días después se conocieron del gigante de la inversión, quien ha tenido que limitar las retiradas de dinero de sus inversores ante la avalancha de solicitudes.
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