Credit Suisse es un gigante bancario europeo en horas bajas. Como dice la frase hecha, en los últimos años se ha constatado que tiene los pies de barro. Numerosos escándalos internos, problemas en el negocio, inversiones fallidas, investigaciones judiciales y ahora su primer accionista enfría su apoyo financiero. Su crisis viene de lejos y no está relacionada con la que hace unos días precipitó la intervención de dos bancos estadounidenses. Pero tampoco le ha ayudado. Ahora, las dudas sobre el sistema financiero entre los inversores viajan de California a Suiza, en pleno epicentro bancario de Europa.