Tras un comienzo tibio, y marcado por el terremoto Coppola y la polarización provocada por Megalópolis, el Festival de Cannes llegaba a su quinta jornada sin ninguna película posicionada para la Palma de Oro. Todo había quedado a medio gas y faltaba esa película que, al menos, apasionara a parte de la crítica. Esa película ha llegado y se llama Emilia Pérez, el musical narco trans con el que el francés Jacques Audiard, director de Un profeta, apunta a su segunda Palma de Oro tras la lograda por Dheepan.