Cuando alguien cita los derechos universales de las personas suele acordarse de la vivienda digna, de la educación, de la sanidad… Pocos incluyen en esa lista la cultura. La cultura no se piensa como derecho, sino casi como objeto de lujo. Ir a ver una película cuesta un dinero que muchas familias no se pueden permitir. Eso si es que tienen un cine cerca, ya que muchas localidades españolas han perdido todo el tejido cultural que proporcionaba cultura a sus ciudadanos.