La vuelta de Pablo Picasso a las colecciones permanentes del Museo del Prado con la incorporación del Busto de mujer (1943), cuadro donado por la Aramont Art Collection de la familia Arango, es un acontecimiento relevante, que altera la narración historiográfica de la institución. De esta manera, el director Miguel Falomir cumple con el sueño de su predecesor Miguel Zugaza, que encontró en Javier Barón su mejor aliado en el seno de la institución para construir el relato de las colecciones del Prado como fuente de inspiración del arte contemporáneo. El jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX ha capitaneado la entrega de los donantes a la que era imposible renunciar.