El mundo de la musicología y más específicamente quienes se dedican a la comedia musical española del siglo XIX, es decir, la zarzuela, vive estos días un debate en torno a la propiedad intelectual y a las interpretaciones de las sobras en dominio público, que son aquellas sobre las que sus autores ya no pueden reclamar la explotación de sus derechos: aquellas por las que ya no cobra nadie. Nadie, a no ser que se haya hecho una edición crítica que reactive la maquinaria de los derechos de autor para una persona viva que no es el autor original.
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