Escuché su nombre por boca del Sabina. “Se llama Javier Ruibal, es gaditano y es un maestro. Anda y corre a comprar su último disco, chaval”. Y de seguido me pillé Cuerpo Celeste en el Discoplay que había en los sótanos de la Gran Vía.
El disco venía producido por José Luis de Carlos, el mismo productor de Las Grecas, Los Chorbos y de toda la pandilla del Gipsy rock. La portada era de Máximo Moreno, el dibujante que se había marcado portadas tan legendarias como la del Viviré de Camarón o Hijos del agobio de Triana. En este caso era un retrato de Ruibal sobre el fondo de una playa gaditana.