Santa Justa y Santa Rufina fueron dos adolescentes fans de Jesucristo que prefirieron la tortura antes que renegar de su ídolo en época de los romanos. Como otras jóvenes lo podrían haber hecho por Nick Carter o David Bustamante siglos después. Así ve Lali a las dos mártires que dan nombre al colegio privado católico en el que le ha tocado hacer las prácticas de Magisterio. No lo ha escogido ella, sino que se olvidó de echar la solicitud de destino y acabó en ese centro de niños con uniforme y rezo diario.