Un problema que se creía superado y que vuelve a estar en el centro del debate económico: los retrasos en las cadenas de suministro y el impacto que pueden tener en una inflación que se perfilaba en una fase de aterrizaje suave. Esta vez, el temor viene por la violencia en el Mar Rojo, que ha obligado a las navieras a evitar la principal ruta marítima entre Asia y Europa, a través del Canal de Suez, y a dar rodeos que aumentan varios días los trayectos y encarecen las facturas a pagar en el comercio internacional.