Las cartas manuscritas halladas en la americana de los restos de Francisco Sanz, fusilado el 13 de julio de 1940 y enterrado en una fosa de Paterna, revelan el día a día de su esposa y su lucha por sacarlo de la cárcel, una imprevista sorpresa y una esperanza para su familia casi 70 años después.
En las cartas y postales encontradas, legibles y en buen estado, Nieves Monzó le cuenta a su esposo, zapatero, que está haciendo gestiones con un juez y con el ejército para liberarlo, le manda besos de los niños, una hija de 9 años y un hijo de 6, y le dice que le llevará en breve una cuchara, un plato y una manta.
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