La censura al derecho al aborto en la cumbre del G7 muestra que el efecto del avance de la extrema derecha —en el poder real y simbólico— atenta contra los derechos de las mujeres, incluso cuando el poder es ejercido por una mujer. El resultado de la reunión entre las autodenominadas siete democracias más avanzadas del mundo es que el aborto vuelve a ser tabú. El documento marca un claro retroceso. En la edición del año pasado, en Hiroshima (Japón), se sostenía que había que proteger “el aborto legal y seguro y los cuidados post-aborto”.