Movimientos tectónicos han agitado en cuestión de días la escena política francesa, y las consecuencias aún están por calibrar. El epicentro fue el adelanto electoral anunciado la noche del domingo por Emmanuel Macron tras el batacazo en las urnas. En un golpe de mano inesperado, Macron sacó la carta de la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones legislativas, lo que dio paso a una semana de actividad febril en los partidos políticos.