Andrea cree que su marido se contagió de coronavirus por alguien del barrio. Como otras 60 familias más de la Villa Azul, ellos tampoco tienen agua dentro de la casa. Para comer, cocinar, lavarse las manos y bañarse deben salir a llenar baldes. Hace una semana se detectaron los primeros ocho contagiados allí donde los servicios esenciales son casi nulos. Ahora los casos superan los 200. El domingo de la semana pasada por la noche el perímetro de la villa fue cercado con vallas y policías. En los más de 70 días que lleva Argentina de cuarentena –ahora esta medida se ha prolongado hasta el próximo 7 de junio–, ningún otro barrio ha sido aislado de esta manera.
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