El día después del ataque iraní con cientos de misiles y drones contra Israel –ninguno de los cuales causó daños destacados ni víctimas mortales–, la principal pregunta era si el Gobierno de Benjamín Netanyahu responderá, atacando a su vez a Irán y desoyendo los llamamientos internacionales a la "contención", la palabra más repetida por los líderes y organismos mundiales en las horas posteriores al ataque.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel fue el primero en ofrecer una respuesta, afirmando que “Irán debe pagar un precio por su agresión” contra el Estado judío, aunque el Ministerio no hizo referencia a una represalia militar israelí.