“Compromiso cumplido”, se felicitó Emmanuel Macron el pasado mayo, tras anunciar la entrada en vigor de la supresión de aquellos vuelos nacionales en los que exista una alternativa en tren en menos de dos horas y media. El presidente francés señaló entonces que el Gobierno estaba aplicando una propuesta sacada “de los trabajos de la Convención Ciudadana del Clima (CCC)”, un grupo de 150 ciudadanos elegidos por sorteo para debatir y proponer soluciones para la reducción de la huella de carbono del país.
Sin embargo, la medida final que se aprobó la pasada primavera había rebajado sensiblemente la ambición marcada por la CCC, pese a que Macron se había comprometido a aplicar “sin filtro” las propuestas.