"No hay que elegir entre combatir la inflación o la estabilidad financiera". Con esta contradicción, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, intentó encauzar este jueves el debate sobre el riesgo de que la agresividad de sus decisiones acabe provocando una crisis bancaria.
El consejo de gobierno de la institución decidió subir los tipos de interés otros 0,5 puntos, hasta el 3,5%, como se había comprometido en febrero, pese al colapso del Silicon Valley Bank en Estados Unidos y la petición de Credit Suisse al Banco Nacional Suizo de 50.700 millones de euros en liquidez.