La violencia sacude Senegal, país referente de estabilidad y democracia en África, desde que el pasado 2 de junio los procesos judiciales contra el líder opositor Ousmane Sonko culminaran con una condena a dos años de cárcel por corrupción de menores, que podría inhabilitarle para las elecciones presidenciales de febrero de 2024.
Desde el domingo 28 de mayo, el político de 48 años está retenido en su casa de la capital, Dakar, por las fuerzas de seguridad que, tras retirarle los teléfonos y ordenador, le mantienen junto a su familia, niños incluidos, incomunicado y no permiten que nadie salga, ni que le visiten sus abogados, compañeros de partido y otros parientes.