El año 73 terminó por los aires; el que fuera Presidente del Gobierno de España, y anticomunista enfermizo, murió asesinado en su coche: un Dodge que voló más de treinta metros antes de aterrizar en el balcón de un edificio cercano.
En la calle Claudio Coello quedó un cráter de lo más tocho y en la clandestinidad corrió el champán con sus burbujas. Carrero Blanco había volado y el olor a pólvora anunciaba que los tiempos querían cambiar de sitio.